Uno de esos grupos de los que te haces socio, porque no es mucho dinero al año, te hace sentir bien su causa, y además te deja el parking del Zoo gratis (disclaimer: la iniciativa es de mi mujer, pero la suscribo totalmente). El Zoo de Washington no es nada del otro mundo, pero tiene algunas instalaciones novedosas como las de los Orangutanes. Está muy bien organizado para las visitas, en plena ciudad, muy cerca de casa. Ayer llevamos a Pablito, y le gustaron mucho los leones, que estaban más activos de lo habitual. Papá león tiene una pinta majestuosa.
Esta afición por el "Rey de la Selva" es algo genético. La siguiente foto es de un león en estado salvaje, tomada en las llanuras del Serengeti en el año 2007. Un viaje que ha dejó una huella en mí, desde que tengo uso de razón quise visitar la sabana africana y es un lugar increíble. No puedo describir las ganas que tengo de que mis hijos sean lo suficientemente mayores como para poder llevarlos a un Safari, y enseñarles la maravilla de la naturaleza africana.
Ah, los cachorros. Crecen a toda velocidad, el tiempo pasa corriendo. En los últimos meses nos hemos mudado a una casa nueva, más grande, pero muy cerca de donde vivíamos. Y yo he cambiado de trabajo, el tercero de esta aventura americana que tiene ya cuatro años de vida. Tenía el blog un poco descuidado por estos y otros motivos, a ver si vuelvo a coger algo de ritmo.
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